Donald Trump explicado a los adultos.
Por Adolfo Laborde
Adolfo Laborde es profesor investigador en temas internacionales del Tec de Monterrey, Campus Santa Fe. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (S N I), del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) y de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI).
Abstract
Cuando le pregunté a mi hijo que tiene la edad de 11 años y quien cursa el 6 año de educación básica en una escuela pública de Illinois, caracterizada por su diversidad cultural, su opinión de Donald Trump, su respuesta fue categórica: es un racista. La pregunta no quedó en un primer plano, es decir, sólo a su realidad, sino que fui más allá “¿Y tus amigos hijo, qué piensan?” “también papá, lo mismo”. No le dio mucha importancia a la breve charla y siguió concentrado en su nuevo videojuego de fútbol. Lo observé detenidamente y guardé silencio. Su respuesta fue simple, pero muy reveladora. Se está gestando una nueva generación de estadunidenses donde la palabra racista tiene una connotación negativa. Así de fácil. Algo muy descriptivo cuando en época electoral, en los Estados Unidos, se han agudizado las propuestas del personaje en cuestión: la construcción de un muro a lo largo y ancho de la frontera pagado por México; la deportación de más de 11 millones de mexicanos y latinos (asiáticos, europeos, africanos, caribeños también entran en el paquete); la ruptura de alianzas con sus socios tradicionales en Asia y Medio Oriente (Japón, China e Israel) así como la prohibición de la entrada de musulmanes al país. Puros disparates, sin embargo el peligro radica en la permanencia de estos temas en la opinión pública, y por ende, su vigencia en la agenda política nacional, llegue quien llegue a la presidencia.